Feliz día, papá. ¿sabes?, cuando era un niño, no entendía porque apenas tenias …
¿sabes?, cuando era un niño, no entendía porque apenas tenias tiempo para estar conmigo, solamente, los domingos por la mañana, cuando cogiéndome la mano, y con mi ropa de los domingos, de punta en blanco, con ese olor que solamente mamá sabia darle a la ropa limpia, me llevabas a pasear, y tomar un refresco.Recuerdo aquellos bares de entonces, con el suelo lleno de serrín, y oscuros, pero no me importaba estabas tu para protegerme, y después, al parque, a jugar dándonos el sol en la cara. O aquellos domingos, cuando íbamos en autobús o en el ya desaparecido «carrilet» todos a la playa, a Salou, con la nevera, y tras un día de hacer castillos de arena los dos, volvía a casa en tus hombros, porque estaba agotado, pero ahi estabas tu, mi Superman.
Otros domingos, íbamos a Tarragona, a visitar las ruinas romanas, ahí, mi imaginación se disparaba, imaginándote como un enemigo, y luchando los dos en la arena de las ruinas del anfiteatro, abandonado en aquella época, y al que podías entrar por donde quisieras. Y recuerdo como siempre me dejabas ganar, y luego, entre risas, como trofeo, me comprabas un helado.
Cuando me hice mayor, entendí, porque sólamente los domingos por la mañana, tenias tiempo para jugar conmigo:
Estabas demasiado ocupado, trabajando de sol a sol, para que nunca me faltase nada.
Aun recuerdo, cuando antes de irte a trabajar, a las 6 de la mañana, nos preparabas un café con leche, a mamá, a mis hermanas y a mi, y nos lo traías a la cama, despertándonos con un beso.
Nosotros, nos lo tomábamos, aun con los ojos medio cerrados, y seguíamos durmiendo, mientras tu en tu Mobylette, te ibas a trabajar, duro, como solamente los hombres de tu generación sabían trabajar.No importaba el frío, ni la lluvia,, nada te impedía cumplir con tu obligación: que nos nos faltase de nada.
Y volvías oscurecido, casi de noche, con el alma derrotada por el cansancio, pero orgulloso, porque un día mas, habías sacado a tu familia adelante.
Aunque jamás me faltó nada con vosotros, nunca tuve lujos, pero si tuve algo mas valioso que cualquier lujo que se pueda comprar: Mi padre, y mi madre.
Gracias Mamá, por cuidar de mi, gracias Papá, por enseñarme a ser un hombre.
Estéis donde estéis, os quiero.
P.D. Aunque sé que no puedes ver esto, quiero que sepas que te echo de menos a diario, y que intento ser tan buen padre con mi hijo, como tu lo fuiste conmigo, Papá.
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